Respondiendo a una necesidad urgente de alojar a personas con un familiar internado en algún centro de salud y que al no contar con recursos económicos debían pernoctar varios días en condiciones difíciles en nuestra ciudad, se fundó hace una década el Hogar de Tránsito Santa Vicenta.
El Padre Mario supo dar respuesta inmediata a esta inquietud, comenzó de a poco a concretar este sueño y se puso en marcha este Hogar que inicialmente contó con su propia cama.
Y así, de a poco fue tomando color llegando a ser un lugar confortable, para quienes muchas veces tienen que atravesar momentos complejos y angustiantes, ante la realidad de un familiar enfermo.
Aquí encuentran, como muchas veces lo llaman: “Un refugio”, para luego volver a sus hogares con un profundo agradecimiento por sentirse cuidados y contenidos.
Esta obra se sostiene gracias al aporte de mucha gente que desinteresadamente y con mucho cariño, proporciona su granito de arena, para que este Hogar que es pura Providencia Divina, se sostenga.
Por eso, desde la Comisión Administradora, es necesario agradecer a todos los que los han acompañado y los siguen acompañando con su oración, con el aporte económico y con donaciones.
Agradecer al Padre Julio y al Padre Adam que ayudaron, y ayudan a continuar con la tarea, respaldando con generosidad a todo el equipo que colabora con el Hogar.
Y fundamentalmente, como grupo pastoral agradecen a Dios, por encomendarles esta misión, que, dice, “nos fortalece y edifica como cristianos, nos acerca al dolor y al sufrimiento del prójimo y nos devuelve mucho más de lo que podamos aportar, ya que El Señor nos supera en generosidad cuando cumplimos su palabra”.